domingo, 15 de abril de 2018

Ronda 4.3. Cazadores de Úlfgar el Carnicero (Enanos) VS Mercenarios de Samuel Sime (Mercenarios)

Querida Arianna, lamento no haberte podido escribir antes. Las cosas no van bien, estoy demasiado cansado de esta maldita campaña y de mentir a mis soldados como para engañarte a ti también. Los dos últimos días los he pasado en la cama con fiebres, el médico dice que tengo suerte de seguir con vida, pero no te preocupes porque en estos momentos me encuentro restablecido. Debo confesarte que estoy desesperado, estos malditos perros son impermeables a la disciplina y el sentido común, huyen cuando deberían atacar y luchan cuando lo sensato sería retirarse... y nuestros patronos pierden la paciencia. La hueste con la que empezamos la campaña está absolutamente diezmada, hemos reunido a los supervivientes para defender el territorio en torno a nuestro campamento, a la espera del inminente ataque. 

Si hoy sigo en pie es gracias a Granizo, que me ha sacado con vida de las situaciones más comprometidas. Sin duda, es el soldado en quién más puedo confiar en este momento, ya que si mis hombres no se han amotinado es simplemente por la amenaza que suponen nuestros enemigos. En la última batalla intentamos rodear a un grupo de enanos sin ningún éxito, sus exploradores consiguieron neutralizar a mis arcabuceros y a la balista casi sin esfuerzo, dejándonos sin opciones de victoria. ¡Maldita sea, cada vez que esos malditos enanos y elfos nos disparan una ráfaga, el ejército de delincuentes que gobierno se bate en desbandada! Ojalá tuviesen el mismo valor en el campo de batalla que en las tabernas, donde todos se consideran asesinos y generales de renombre. Sin duda, montaría sobre Granizo y volvería contigo ahora mismo si no fuese porque debo cumplir el contrato firmado con nuestros pagadores, así que me quedaré y lucharé una vez más, pues no me restan hombres para muchos más enfrentamientos. Tan solo espero que la fortuna me siga sonriendo como hasta ahora y las alas de Granizo me mantengan alejado de la muerte. Junto con esta carta te envío todo el oro que he ganado hasta ahora, con él tendrás para subsistir una buena temporada si a mi me ocurriese algo, los mensajeros son personas de confianza a quién ya he recurrido otras veces para misiones especiales. Rezo todas las noches, como me pediste, aunque solo lo hago por ti y por el pequeño Matías, a la gente como a mi solo nos escuchan los dioses de la oscuridad y no quiero tener tratos con ellos. No más de los que he tenido ya en las últimas semanas... a veces me gustaría que los dioses del bien y la luz atendiesen con tanta asiduidad a los mortales como sus enemigos de la oscuridad. Pero ya está bien de divagar, el amanecer se acerca y tengo responsabilidades que atender. 

Nos veremos pronto, amor mío, te lo prometo. Dile a Matías que su padre le llevará un regalo cuando vuelva a casa. Siempre tuyo, desde algún lugar de los Reinos Fronterizos. 

Capitán Samuel Sime. 


Autor: Ximo Soler

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