viernes, 10 de noviembre de 2017

Magia en el mundo de Warhammer: Espadas mágicas (I)

Objetos mágicos

                Espada de gigante: Un hechizo de lo más raro de encontrar. Hay muy pocos magos que se atrevan a hechizar con este tipo de magia. Al igual que la Espada de sangre hace falta un sacrificio importante para imbuir un arma de este poder. Por lo general para encantar esta arma se requieren hechizos potentes y derramar una cantidad de sangre de gigante concreta y exacta en un momento en el que el hechicero sienta los vientos de la magia adecuados para la realización de este conjuro. Esto hace que el precio, que ya de por si es elevado hasta para encantar las armas con los conjuros más sencillos, sea desorbitado. 

Se conocen casos de guerreros que después de realizar una proeza tal como es la de matar a un gigante han visto que su arma, simple hasta el momento, se ve imbuida de un extraño poder, hechizada con un poder mucho más alto que el realizado por un mago.

Aún así, la forma más segura de conseguir una de estas armas tan poderosas es gracias a la ruta del marfil ya que en las Montañas de los Lamentos aún quedan pequeños valles medio ocultos donde viven algunas de las últimas pequeñas tribus de gigantes que todavía viven en comunidad. Hay una tribu de Ogros que han hecho de la caza de estas tribus para forjar armas de gigante su modo de vida.

El Dépota de esta tribu se hace llamar Oorg Matagigantes Forjaespadas aunque en realidad no ha hecho ninguna de estas dos cosas en la vida. En realidad, son los Tripasduras de su tribu los que hacen todo el trabajo sucio mediante redes y lanzas rudimentarias que tiene una maza en el extremo (para no causar heridas que sangren) dan caza a estos gigantes solitarios y dispersos para después desangrarlos en grandes barricas y sumergir gran cantidad de espadas, hachas, porras y en realidad, cualquier cosa que un ogro pueda usar como arma mientras los Matarifes de la tribu danzan lanzando gritos guturales para realizar el hechizo. Posteriormente, los ogros venden estas armas a precios altísimos a los mercaderes que transitan la Ruta del Marfil. Es interesante destacar que algunas veces el hechizo incluso funciona y se han visto varias de estas extrañas armas herrumbrosas, sucias y melladas en manos de algún capitán imperial adinerado en busca de gloria golpeando sin piedad a enemigos de forma salvaje y brutal.

Debido a la forma de encantar estas armas que tienen los Ogros de esta tribu se han dado algún caso de un arma que no es una espada con este encantamiento. Corre por las tabernas de Altdorf una historia sobre un caballero Estaliano de Bilbali que lucha armado solamente con una tabla que tiene un clavo en un lado y que cada golpe que da es como si te cayera un muro de ladrillos, el clavo tiene un tono rojizo y húmedo, característico de este tipo de hechizos


                Espada de sangre: Solo los más inmorales guerreros son capaces de portar una de las infames espadas de sangre. Estas espadas se conocen porque una vez desenvainadas no pueden volver a ser envainadas hasta que no prueban la sangre otra vez. Para portar una de estas espadas el sacrificio debe ser importante y personal. No se sabe de ningún portador de estas espadas malditas que poseyera una familia o seres queridos o amigos.

El que recibe esta espada debe sacrificar todo lo que tiene con la misma. A cambio recibirá un poder y una capacidad de matar sin igual. Pocos guerreros han querido tener este tipo de arma y menos aún se les recuerda como grandes héroes. Una vez que sobre la espada cae una sola gota de sangre, no dejará de derramar sangre hasta que no esté saciada. Algunos magos piensan que la espada necesita una cantidad de sangre igual a la derramada así pues si la espada sangra la cantidad de un hombre con matar a otro hombre, en teoría bastará pero cuanto más sangre derrame más vidas reclamará y si el portador de la espada intenta refrenar esa violencia y no matar más, la espada se volverá contra su dueño.

La inquisición ve con muy malos ojos este tipo de armas pues ve clara la influencia del Caos en ella, sobre todo la de Khorne. Pero poco se atreven a hacer pues los portadores de las espadas de sangre son individuos paranoicos, violentos y salvajes pero sobre todo grandes guerreros y asesinos que llevan su condenación colgando de su cinturón. Mientras su sangriento pacto para con el arma sirva a Sigmar y al Imperio, la Inquisición no actuará.

Para los Elfos Oscuros, este tipo de arma es muy reverenciada y los nobles más poderosos siempre se aseguran tener una. Algunos nobles de Naggaroth están buscando una forma de parar la maldición por la que la espada se vuelve contra el dueño pero es muy utilizada en rituales a Khaine y se considera todo un honor ser el dueño y portador de una de ellas.

Entre los Altos Elfos las opiniones están divididas, unos ven la mano de Khaine en estas armas pero hay muchos otros que opinan que la parte destructora y la sed de sangre que nunca se detiene es obra de los Dioses del Caos. Hay muchos nobles que poseen una o han estado interesados en poseer una, sobre todo los mas devotos a Khaine. Todos, sin embargo saben que es un tabú en la sociedad elfa sucumbir a unos instintos tan salvajes como los que se demuestran en combate y hay pocos que en público se han atrevido a declararse poseedores de una de estas armas. 

Únicamente cuando hay una gran batalla y la necesidad es acuciante, los nobles Altos Elfos realizan un ritual de purificación antes de desenvainarla y después de acabar la batalla. El que se realiza antes de empezar la batalla se hace en público, delante de sus soldados, aparece el noble Elfo desnudo y se humilla ante la espada mientras el mago del ejército realiza el ritual, luego se coloca la armadura y la desenvaina. Esto en realidad no tiene ningún efecto real y sirve para aumentar la moral de las tropas y decirle a los soldados qué es lo que van a ver y qué va a ocurrir. En el ritual se asume que se hace un pacto entre los soldados, Khaine y el noble para que nadie mencione nada en la sociedad y el tabú y la hipocresía al respecto de los instintos sanguinarios que despierta el arma no afecten a la posición del Noble en la sociedad.

En realidad, los magos de batalla Elficos tienen un hechizo para detener el derramamiento de sangre y solo lo usan cuando la batalla se ha ganado y el noble carga contra sus propias tropas. Al caer en la inconsciencia su portador, la espada sale volando de las manos y cae siempre contra alguien, ya sea el mago, el propio noble o cualquier Elfo que esté cerca. Por eso se desenvainan pocas veces estas poderosas armas en batalla y son tan censuradas en sociedad aunque es curioso saber que, a pesar de estar tan mal vistas la cantidad de nobles elfos que tienen una de estas en sus sótanos y cámaras secretas es extremadamente alto.

Los Hombres lagarto también las utilizan pero solo como ofrendas a Sotek. Se supone un arma importante para la lucha contra los Skavens. Cuando se prepara una guerra contra los odiados hombres rata, se realiza un ritual en la que un gran guerrero se ofrece como sacrificio a Sotek. Después se crea la Espada de Sangre y a partir de ahora todo el mundo se refiere a él como si hubiera muerto con grandes honores. Se le nombra capitán del ejército y se deja que la espada sangre hasta cubrir todos los escalones de la gran pirámide de la Ciudad Templo. Esa es la cantidad de sangre Skaven que debe derramar antes de morir. En batalla, estos saurios o eslizones se convierten en la mismísima ira de los Dioses y nunca se ha perdido una batalla en la que estas armas participan. Al acabar, cuando el guerrero mira a los compañeros con sed de sangre, el ritual del sacrificio hace efecto y el guerrero muere atravesado por su propia arma. Nadie sabe si es por decisión propia del guerrero, que puede recordar cual es su propósito o si mediante el ritual, la espada reconoce a su portador como sacrificio. Como todo en los Hombres Lagarto, nadie sabe bien como consiguen manejar la magia con esa habilidad.

Para el Caos, estas espadas son la gloria a Khorne, así que tampoco hace falta contar mucho al respecto; lo que sí que se podría contar es que en Norsca estas espadas están muy mal vistas y se considera de mal fario portar una. Los Norses son famosos por su hospitalidad y por no negar nunca un plato y una bebida a alguien hambriento o sediento pero una excepción a la regla es que a los portadores de estas espadas se les recibe amablemente, como a todos los invitados, pero la espada debe quedar fuera de la casa en todo momento (aún incluso si los habitantes de la casa adoran a Khorne o a alguna de las múltiples variantes del dios) y no pueden esperar que se les dé el mejor corte o el primer plato de la comida, como sí que se les da a todos los viajeros, vengan de donde vengan.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

Magia en Warhammer: Saber del Fuego (I)

     
        Bola de fuego: Uno de los hechizos más antiguos y primigenios utilizados por la humanidad. Los elfos siempre lo han interpretado como un tipo de magia bastante menor y casi pueril. Si no sabes lanzar una pequeña bola de fuego no mereces llamarte mago y casi ni mereces llamarte elfo. Aun así, este pequeño hechizo fue lo que hizo que su pueblo se erigiera como el dueño del mundo mucho antes que los humanos salieran de las cuevas en las que vivían. Los enanos nunca han tenido la menor preocupación por este hechizo pues tienen su propia forma de hacer fuego que no comparten con otras razas. Los Hombres Lagarto lo veneran, y tienen en muchas de sus Ciudades Templo un altar en el que siempre hay un Chamán eslizón anaranjado vigilando que nunca se apague y hay Slann que solo pueden ser iluminados por fuegos creados mediante la magia. Los humanos, por el contrario lo consideraron como un fuego malvado, en el que todo lo que se cocinaba, se echaba a perder y solo apropiado para gente de mala calaña.

La verdad es que pocos humanos llegaron a controlarlo antes de la creación de los Colegios de la Magia pese a ser un conjuro bastante sencillo por culpa de prejuicios y supersticiones y aun hoy día, en los pueblos más apartados y recónditos del Norte, de Middenheim o de lo profundo del Drakwarld más te vale que te vean bien cómo has encendido el fuego, sobre todo si eres extranjero.


En Bretonia se ha visto a hechiceros colgados porque después de encender una hoguera, se les ha registrado para ver si tenían yesca y pedernal y no se les ha encontrado nada. Esto no es tan extraño, sobre todo en Bretonia que son bastante paranoicos con el tema de la magia. Por contra, en Kislev saben que cuando la nieve cae y llega el frio del Norte más vale que puedas sacar fuego de donde sea. Los ogros también piensan así debido a su naturaleza práctica y a la dura climatología de las montañas. Los Panzafuegos se ganaron su puesto en las tribus gracias a que el fuego es prácticamente lo único que puede ahuyentar a las criaturas de nieve y colmillos que acechan en la oscuridad de las Montañas de los Lamentos.



                Espada ígnea de Rhuin: Ruhin fue un hechicero del colegio de magia del fuego. Este hechicero era un hijo de herreros que vivía en una forja antes de que un día consiguiera hacer (involuntariamente) que casi la mitad de la herrería se incendiara. El padre, un hombre honrado y extrañamente benevolente dejó al chico delante de la puerta del colegio de magia del fuego sabiendo, las capacidades que poseía.

Este chico creció hasta hacerse tan grande como su padre y aunque era diestro con la magia, era pendenciero y le gustaban bastante las armas. Decidió hacerse mago de batalla y en el examen en el que el patriarca de su Colegio presentó el hechizo con el que se podía imbuir las espadas con el fuego. En su primera misión, fue enviado junto con un destacamento al Drakwald a cazar Trolls y consiguió que el hechizo funcionara y todos los soldados del destacamento llevaran unas espadas ígneas que anularían la capacidad regenerativa de los Trolls.

Por desgracia, el chaval se lanzó impetuosamente contra un Troll aislado pensando que podría vencerlo pero el apestoso Troll lo derrumbó de un manotazo y se lo comió. Su hechizo fue archivado y continuó vivo hasta nuestros días como uno de los hechizos más utilizados por los hechiceros de batalla imperial.

Hay muchos capitanes que cuando piden un hechicero al colegio exigen que sepa este hechizo en concreto. Los soldados más veteranos suelen cubrir las empuñaduras de sus armas con trapos húmedos o cuero grueso para evitar quemarse aunque versiones más modernas del hechizo han conseguido que el fuego de las espadas no quemen a los soldados que las portan. Estas versiones, aunque parecen más controladas en realidad tienen una probabilidad de fallo alta.

Es recordado con gracia el asalto a la tribu orca de los Piñoz rotoz por parte de un regimiento de espaderos armados con espadas llameantes. El hechicero que lanzó el encantamiento, en su celo de hacer que el fuego no dañe a los guerreros consiguió que el fuego no dañara a nadie, ni a amigos ni a enemigos. Por suerte los orcos salieron huyendo asustados por los guerreros llameantes que se lanzaban a la carga contra ellos.