jueves, 17 de septiembre de 2020

Construyendo el Subsector Turia

 La galaxia tiene muchas regiones cuya densidad de planetas habitables es tan baja y las tormentas disformes tan comunes que hacen que resulte muy complicado la colonización y la conquista de ellos por parte del Imperio del Hombre. Por suerte, la humanidad es tenaz y se reproduce a un ritmo que muchas razas xenos querrían. Con gran esfuerzo y trabajo duro la humanidad ha podido salir victoriosa en estos sistemas extremos y colonizar planetas fundando nuevas colonias. Uno de estos sistemas hostiles para la vida humana se trata del Subsector Turia, situado en el norte de la Galaxia, en lo ahora conocido como Imperio Nihilus.


La conquista de Turia es uno de esos grandes hitos y logros de la humanidad que nunca aparecerá registrada en los grandes anales del Imperio aunque podría medirse sin problemas junto a algunas de las más impresionantes hazañas de la Gran Cruzada. Mucho de lo que se cuenta entra dentro de la leyenda y poco se puede sacar realmente que se pueda saber a ciencia cierta. Hay rememoradores y arqueotecnólogos que creen que han encontrado restos de algunas de las primeras diásporas de la humanidad que surgieron de la Sagrada Terra pero el Subsector se encuentra tan alejado del Sistema Sol que muchos se ríen de que algo así pueda ser siquiera probable.



Lo cierto es que la humanidad ha vivido allí muchísimos milenios y hay ruinas de construcciones tan complejas, antiguas y a la vez tecnológicamente tan avanzadas que escapan a toda lógica y por las que importantes tecnosacerdotes y arqueotecnólogos han mostrado gran interés hasta que el descubrimiento de que la arquitectura humana y una arquitectura xenos de origen desconocido se entremezclaban hizo que la Inquisición clausurara todas las investigaciones y purgara con fuego parte de esas ruinas.

Una característica curiosa de Turia es que a pesar de su aislamiento tiene una capacidad de autoabastecerse asombrosa. Cuenta con gran cantidad de planetas y al menos un planeta de cada uno de los tipos de planeta que designa el Adeptus Administratum además de una cantidad más que respetable de mundos salvajes y destruidos cuyas condiciones, ya sea por la presencia de Xenos hostiles o la inclemencia de sus características planetarias las hace inconquistables o ingobernables por parte de los humanos. Este sistema de planetas tiene lo suficiente y necesario como para considerarse una región del Imperio en paz a pesar de su lejanía a la Sagrada Terra y a los Sectores Imperiales más importantes y pacíficos. Quizá se deba a su aislamiento o a su bajo nivel de importancia estratégica que ha podido evitar gran parte de los enemigos que asedian sin piedad el Imperio del Hombre.

Pero sin duda la característica más relevante que muestra el subsector es que está protegido por una gigantesca tormenta disforme de cientos de miles de kilómetros de diámetro, como una esfera protectora que vista desde fuera a varios años luz de distancia parece un huevo púrpura flotando en el espacio. Esta tormenta disforme, llamada el Halo por los habitantes del subsector no ha cesado su actividad a lo largo de millones de años pero no es totalmente impenetrable, la Luz del Astronomicón, aunque débil es capaz de penetrar por algunas de las zonas menos densas y los habitantes han aprendido a convivir con los cielos purpúreos, verdosos y amarillentos. Curiosamente, la presencia demoníaca es débil y a pesar de que muchos de los planetas están abandonados, perdidos a manos del Caos o de xenos, la población Imperial ha conocido la paz durante largos siglos, como si vivieran en una burbuja protectora.

 


Hasta la llegada de la Cicatrix Maledictum y la vuelta de la Legio Devónica.


(Continuará)

jueves, 3 de septiembre de 2020

Cronología del subsector Turia (V)

 

·         El ritual

Un miembro de la familia Mensis ha aparecido después de nueve años desaparecido. Lo cierto es que no se le había buscado mucho, pues eran conocidos sus numerosos vicios y negocios corruptos y la imagen de la noble casa se había visto gravemente dañada por sus acciones. Bueno, no tanto por sus acciones (las cuales eran habituales entre los miembros de su familia) sino por el hecho de que habían salido a la luz y eran de dominio público. La última vez que se le vio con vida hizo graves declaraciones sobre los dirigentes de la Eclesiarquía en el subsector en un conocido local de lujuria y disipación y los rumores apuntaban tanto a que hubiera sido eliminado por un Inquisidor o silenciado por la propia familia Mensis para que dejara de dar mala imagen. Nada de ello era cierto, apareció gimiendo con sus últimos esterores y con la piel totalmente cubierta de runas obscenas y balbuceando incoherencias sobre algún tipo de ritual. En las profundidades del planeta capital Llúria II, el hechizo ha tenido efecto pero ha surgido una rivalidad entre un hechicero de los Mil Hijos y la Hermandad del Acero Óseo, puesto que el ritual ha convertido a varios de los cultistas mutantes del culto en Tzaangors emplumados y la venganza por los fieles secuestrados se recrudece en los bajos fondos de la ciudad.

 



·         El vector contraataca:

El virus robado al vector de la Infecciosa Negación ha tenido sus consecuencias. Los Marines de plaga siguen siendo Marines y han trabajado muy duro investigando el origen del robo de tan precioso material genético. La irrupción de los Marines en la base en la que estaban estudiando el virus coge por sorpresa a los Mechatiránidos que sacan a relucir algunas de su bioarmas secretas que estaban desarrollando. Desgraciadamente, los marines han hecho bien su trabajo y el ataque es directo y abrumador. Apenas tienen tiempo los bioingenieros mutantes de enviar unos pocos datos recabados a las demás bases ocultas. Los marines de plaga recuperan las muestras del virus y las destruyen para que nadie pueda tener acceso a esta información.

 


·         Respuesta a la llamada

El guerrero Lythronax interrumpió la señal de una torre de comunicaciones mientras el baño de sangre rugía a su alrededor en el planeta Doy I. Aun así, a pesar de los esfuerzos de la Legio Devónica la señal llegó a salir del Subsector y ha sido recibido. Marines espaciales de diversos capítulos están llegando y están atravesando la tormenta disforme que lo rodea de formas arriesgadas. El hermano Mologhai, un Eliminador primaris consiguió aterrizar en uno de los planetas abandonados cercanos al borde del Halo. Caminando por entre las sombras de un manufactorum abandonado en la cara oscura del planeta Fórigol descubrieron unas señales de actividad energética que no se correspondían a ninguna actividad humana. El comando se desplegó en completo silencio oculto por entre las vigas de acero y la maquinaria oxidada observando pequeños y rápidos movimientos silenciosos entre la oscuridad. El enemigo estaba ocultándose. 

Un rayo verde brillante surgió en la oscuridad con un ruido que sonó atronador en el silencio de la fábrica, impactando en el Eliminador e hiriéndole en el hombro. Apretando los dientes, Mologhai disparó en el lugar donde venía el rayo. Un ruido metálico le hizo pensar que había acertado en el blanco aunque era difícil saber. Las comunicaciones funcionaban entrecortadas y pronto se escucharon más ruidos mecánicos. El sargento Primaris que lo acompañaba intentó reagrupar a sus hombres pero una decena de láseres fulgurantes se dispararon hacia los lugares donde se estaba desplegando el comando de intercesores. Mologhai calmó sus nervios con un pensamiento, sus sentidos augmenticos le dijeron cuál era el origen de uno de los láseres. Alzó su rifle bólter de francotirador y apuntó a la figura oscura cuando, con un estruendo metálico, se descolgó de las alturas una forma humanoide a escasos pasos de donde estaban los Marines.

La figura era metálica aunque era difícil apreciar debido a la pintura descascarillada que cubría su cuerpo. Armado con un armamento arcaico pero de aspecto letal apartó de un empujón al Sargento que lo derribó de la plataforma y se acercó al Eliminador que giraba su rifle hacia la figura. En un latido de corazón, el Primaris se golpeaba contra el suelo metálico, muerto. El resto del comando estaba retrocediendo, sin poder ver la trampa hacia la que estaban siendo dirigidos. La figura mecánica, indiferente a la masacre que rugía a su alrededor, se agachó junto al Eliminador Primaris y, mecánicamente, decidió por dónde empezaba a comer.