jueves, 15 de julio de 2021

Ambición

 El tecnosacerdote entró en la enorme sala, su túnica roja brillante destacaba entre los escombros del lugar y su sistema óptico escaneaba la habitación. Los informes habían sido muy confusos y quería saber qué había sido capaz de destruir un comando de los mejores Sicarianos entrenados por él mismo y mejorados con la arcanotecnología con la que los había equipado. El comando que había desaparecido era parte del comando Ad0-B, el escuadrón de la muerte que servía secretamente a sus designios y a los de la secta Omnisíaca a la que servía. El Culto del Acero óseo tenía muchos secretos y muchos recursos para tratarse de una mera hermandad de Skitarii como otras tantas había en el Mundo Forja de Osca IV. El Tecnosacerdote EC6-814 era un miembro de alto nivel en dicha hermandad, sus conocimientos sobre bioingeniería xenos le había hecho escalar muchos puestos por encima de otros hermanos Tecnosacerdotes. Él estaba satisfecho, poseía una desbordada ambición y era muy consciente del poder que suelen ostentar los dirigentes de estas sectas en las que los devotos del Dios Máquina se reúnen para la celebración del culto al Emperador y al sacerdocio de Marte.


A EC6-814 le habían llegado unos informes muy extraños hace unos días, habían sido detectadas unas lecturas de actividad hostil desde zonas remotas del planeta, el cual a pesar de ser un Mundo Forja todavía tenía grandes extensiones salvajes en las que la industria todavía no había llegado. Para investigarlas envió a estos Sicarianos y la sorpresa llegó en el momento en el que sus signos vitales fueron apagándose en sus monitores en cuestión de segundos.


Un Skitarius de la guardia de EC6-814 señalaba, de forma totalmente inútil para el sacerdote los restos mortales de un Infiltrador. El Tecnosacerdote lo ignoró completamente puesto que ya había escaneado la sala y había detectado todos los elementos de la habitación. El sacerdote mitad máquina se quedó quieto un segundo y desplegó una maraña de tentáculos mecánicos prensiles buscando los cadáveres de sus soldados. Encontró en cada uno de ellos el puerto en el que insertarse. Los ojos de los cadáveres se iluminaron con un fulgor frío y muerto a la vez que sus cráneos castañeaban con un sonido ominoso. 


El Tecnosacerdote encontró que la memoria de todos estaba más allá de reparación, los daños habían sido brutales pero enormemente eficientes, sin embargo, uno de los visores estaba relativamente intacto. La imagen era oscura y borrosa, había luchado contra un enemigo envuelto en un pesado manto oscuro que, no sólo ocultaba, sino que poseía algún tipo de tecnología que deformaba su figura, resultaba imposible de identificar. El Sicariano era un borrón de golpes, contragolpes, piruetas y estocadas pero por mucho que el Sicariano acatara con todo lo que tenía la figura esquivaba sin apenas esfuerzo. 


Finalmente, viendo que era incapaz de hacer nada a su rival el Sicariano optó por un ataque desesperado desplegándose en un golpe que el Tecnosacerdote entendió como una absoluta temeridad, prácticamente imposible de parar para ningún ser vivo pero ignorando toda defensa. La figura encapuchada perdió pie ante el brusco cambio de sentido del guerrero biónico y durante un segundo de vídeo el Tecnosacerdote vio una mancha roja en la espada del Sicariano y el destello de un águila dorada asomar entre las sombras del pesado manto. El golpe propinado un segundo después por el guerrero de la capa fue tan brutal y despiadado que pulverizó al guerrero Sicariano en mil pedazos


Los últimos segundos de vida del guerrero mecánico mostraban como tres figuras encapuchadas se reunían en el centro de la sala una vez que destruido el comando Sicariano. Unas runas de fin de grabación aparecieron en el visor de EC6-814.


El Tecnosacerdote activó la válvula que hacía que se regulara adecuadamente su presión arterial. Todavía era joven y gran parte de su cuerpo era gran parte orgánica así que se tuvo que reprochar que se hubiera emocionado tanto por este descubrimiento, sin embargo todos los tentáculos mecánicos que había desplegado se ocuparon en una única tarea, los atacantes habían sido concienzudos y habían simulado un derrumbamiento en la sala para eliminar huellas del combate al menos para ojos no expertos. Bajo un fragmento de techo encontró lo que buscaba. Examinó la espada de energía quebrada por el golpe milímetro a milímetro y encontró lo que buscaba. Esta vez se le olvidó activar la válvula de regulación de la presión arterial mientras daba gracias al aspecto del Omnissiah al que adoraba el Culto. Este iba a ser su pase de entrada al Círculo Interior del Culto y la clave de su ascenso meteórico al poder.


Había restos de sangre de un Custodio del Emperador en la espada.


lunes, 12 de julio de 2021

Recuerdos

 Abro los ojos y miro la luz de las frías estrellas.


Con grandes dificultades me levanto. Llevo con los ojos abiertos... ¿Horas? ¿Días? He estado intentando reconocer las estrellas que aparecen débiles e impasibles en la bóveda celeste. Las veo a través del enorme agujero fracturado del techo. No reconozco estas estrellas. No reconozco este cielo. Veo una mancha roja recorriendo el firmamento de un lado a otro. A diferencia de las estrellas, la veo cuando el cielo es oscuro y también cuando está claro. Es una cicatriz sangrante, hay dentro de ella un hambre atroz que me aterra. Me interno en un pasillo y observo a mi alrededor, extensos corredores y bóvedas vacías se extienden ante mí. El polvo de siglos se arremolina en torno a mis pies. El aire debe ser frío, si es que hay aire. No puedo respirarlo, parece. Un ruido atrae mi atención. Una luz titilante corretea entre las sombras y emerge de entre los escombros un extraño ser mecánico. Me produce rechazo, viene hacia mí sin temerme, correteando con sus múltiples patas sobre el polvo. Me molesta su presencia e intento aplastarlo para que no se me acerque más. Levanto un pie y me quedo mirando la extraña extremidad como si no fuera mía. Al final de mi pierna, cromado y brillante contemplo un pie metálico. Observo mis manos, del mismo metal. Mi torso, mis brazos, mis piernas. Metal. El ser mecánico me observa y lo ahuyento con un estrepitoso gesto de mis chirriantes brazos. Desaparece de mi vista y yo empiezo a caminar y a vagar por entre las ruinas derrumbadas durante lo que me parece una eternidad. Encuentro agua, una corriente se infiltra por las rocas y forma un sucio charco poco profundo, a la luz de estrellas desconocidas unos ardientes ojos mecánicos me devuelven la mirada. 


Necrón


Oigo la palabra susurrada por una voz desconocida en el interior de la cabeza metálica en la que estoy atrapado. Me sumerjo en la oscuridad.


No sé cuánto tiempo he estado vagando, no sé cómo he llegado a estas estancias, no sé quién soy, ni qué es este lugar frío y muerto; mis pies se mueven una y otra vez de forma rítmica, dejo un surco en el polvo del suelo. No recuerdo de donde vengo y las huellas de mis pasos se pierden en la oscuridad que inunda los pasillos y las salas vacías. Observo la débil luz que entra por los amplios ventanales y veo una llanura infinita, vacía y desolada, bañada por un frío sol, lejano y mortecino. Me cruzo con enormes criaturas mecánicas que avanzan con gesto delicado entre las ruinas. No notan mi presencia. Tampoco siento miedo, ni curiosidad, estoy hecho de metal, me doy cuenta de ello; ¿será por eso que no siento nada? Tampoco recuerdo nada. Una de esas criaturas de largas y finas patas se gira hacia mí. Me mira con sus múltiples ojos brillantes y muertos. La palabra Necrón otra vez resuena en esta hueca cabeza de metal y vuelvo a dormirme.


Despierto de pie; ¿He andado en sueños? Esta vez tengo la cabeza más despejada, recuerdo algo, ¿Una vida anterior a estas ruinas? Había un mundo moribundo, hubo debates en los foros, hubo arengas a favor y en contra, recuerdo… La inestabilidad, la crisis, la escasez, las guerras… Atravieso un pasillo, el cielo se ve claro y despejado a través de los enormes ventanales. La mancha roja me observa maliciosamente. No es la primera vez que me mira; ¿O sí? Me siento confuso. Mis pasos no se detienen; ¿voy a alguna parte? No siento hambre… Hambre, comida. Recuerdo la comida, sabrosa, caliente, reponía fuerzas y daba energías. ¿Yo como?


Necrón.


Vuelvo a sentir esa palabra en mi cabeza. Intento ignorarla pero resuena con más fuerza. No siento cansancio tampoco aunque mi cuerpo no ha dejado de caminar desde que me levanté. Huesos, carne, sangre, músculos, recuerdo que una vez los tuve.


Necrón.


Insiste la voz. Oscuridad otra vez.




Sigo recordando. 

Huimos de casa, sí. Estuvimos en una columna de refugiados, estoy empezando a recordar mientras camino por los largos pasillos. Nuestros líderes se oponían a… Aquellos nuevos Dioses, recuerdo la propaganda de la Triarca, a nuestros jóvenes alistándose para servir… ¿Estuvimos? ¿Quién más se fue con ellos? Tengo un recuerdo borroso, recuerdo su rostro ¿Quién era? Recuerdo que le quería, le vi nacer, crecer. Todavía era joven y fuerte y crecía alto y yo me sentía orgulloso de… 


Necrón.




Cada vez la oigo más fuerte, ya no es un susurro, es casi una orden. Estoy aterrado. No quiero volver a la oscuridad.


Despierto otra vez. Es de noche ahora y sé que no he parado de caminar en sueños. La cicatriz roja brilla fuerte y de forma cruel. Siento que está satisfecha aunque sigue terriblemente hambrienta. La mayor parte del techo se ha derrumbado y se ven las estrellas sobre una llanura infinita y vacía. Los pequeños insectos metálicos siguen dando vueltas a mi alrededor pero no se me acercan. Están nerviosos, excitados. Algo está ocurriendo. Se oyen ruidos en la distancia. Me siento repugnado por sus movimientos, sus chirridos, esa forma de moverse. No están vivos. Vivos... ¿Lo estuvieron alguna vez? Recuerdo que sentí cariño hacía una criatura similar que dormía a mis pies, sentir su cercanía me relajaba, recuerdo cariño hacia mí, pero recuerdo juegos y caricias y no era como estos seres mecánicos, fríos y muertos. Muertos. Me detengo en esa palabra, significaba… ¿Quién más está muerto? Caricias, cariño… Había más gente conmigo, los estoy buscando ¿Los estoy buscando? Familia es la palabra que estoy buscando, huí con mi familia. Nos perseguían, no estábamos de acuerdo con lo que ocurría. La biotransferencia sonaba horrible, la gente tenía miedo, el hambre y la guerra nos estaba consumiendo, nuestros líderes perdieron la cabeza. La propaganda era brutal, las revueltas fueron aplastadas, nuestros hogares destruidos, tuvimos que huir, los nuevos Dioses prometían...  Me llevo las manos a la cabeza yo.. yo… ¿Dónde está mi...?


—¡Eh tú! ¡Soldado! ¡Detente! Por los soles binarios… ¿Qué haces aquí?


¡Una voz! ¿Quién..? ¿Qué es esto? Esta criatura se parece a mí, está hecha de metal pero no es como esos monstruos de patas largas… ¿Eso es un… Necrón? ¿Yo soy así?


—No obedece a los protocolos de mando— Gruñe de resignación— Otro cercenado, en este ala del complejo contabilizo quince, el Despertar no está funcionando según el plan establecido. El Gran Señor no estará contento por todos estos fallos… Vamos a ver qué te pasa a ti. Detén tus funciones motoras mientras reconfiguro tu sistema.


¿De qué habla este ser? ¿Qué hace? ¿Por qué no puedo moverme? ¿Qué has hecho conmigo? Espera. No te acerques, más. Me está tocando ¡No! Aleja esas garras metálicas de mí; ¡Detente! No puedo gritar, no me toques máquina infernal, no quiero, no quiero que…




Click


—Intervención finalizada, probando protocolos de mando… Sí, ahora responde correctamente. No sé qué estrellas pasó con todos vosotros que tenéis los cerebros llenos de archivos corruptos, pero parece que obedecéis tal y como os corresponde. La solución es sencilla, transmitiré al resto de criptecnólogos que con un borrado masivo de estos archivos se soluciona. El escáner dice que no hay ningún guerrero más en este ala. En fin, soldado, coge un rifle gauss y únete a la Legión. Esos malditos humanos se vuelven más grandes y más brutos con el pasar de los milenios pero siguen siendo igual de estúpidos. Venga, el Gran Señor aguarda.