domingo, 7 de enero de 2018

Thorgroth Mataenanos, Señor de la Torre y el Rayo

Khal Thorgroth Mataenanos, Déspota de la Torre y el Rayo, Señor de los Brutos de Gorgo, Capitán Mercenario de las Espadas de Vogadd el Puño, La Torre que Camina. Son algunos de los nombres que hace decir a sus emisarios Gnoblars cada vez que tiene que presentarse en algún sitio. Thorgroth es un Ogro especialmente alto. Más que la envergadura de su tripa (Como suele ocurrir en los líderes ogros, lo que hace especial a Thorgroth es su altura. Es especialmente alto para ser un ogro y eso ha hecho que uno de los motes que le han acabado poniendo sus congéneres es el de La Torre que Camina. Físicamente, Thorgroth sobresale más de una cabeza por encima del resto de ogros y eso, según los místicos ermitaños de las Montañas de los Lamentos es un signo de un ogro con madera de líder y destinado a grandes cosas.
Miniatura de Thorgroth, la pieza de armadura está modelada con masilla verde, al igual que la capa de piel de dragón que lleva a la espalda. Le modelé la armadura de forma que fuera tan alto como dice el trasfondo. Disculpad la calidad de las fotos.

Thorgroth nació en los Reinos ogros, en uno de los profundos valles entre las montañas pocos años antes de que Grasientus Dientedeoro ascendiera al poder. La madre de Thorgroth era la gobernante de el pequeño clan  que vivían tranquilamente desde hacía miles de años en las Montañas. Fhoin la giganta gobernaba con puño de hierro ogro a apenas unos cincuenta ogros que se sabían descendientes del héroe mítico Gorgo el Bruto, de quien se decía que luchaba con una enorme porra, tan grande como un ogro adulto y que guió a su pueblo a un nuevo hogar en las Montañas a través del cataclismo provocado por el advenimiento de las Grandes fauces. Cuando Grasientus ganó mediante la violencia y el chantaje el poder como Déspota supremo, envió mensajeros a todas las tribus para que le rindieran pleitesia. Fhoin la giganta, no estaba de acuerdo con el reinado de Grasientus ya que los impuestos que exigían acabarían con lo poco que la cruda tierra donde vivían les proporcionaba. Ella misma mató y devoró al mensajero y, sabiendo como eran una tribu muy pequeña y poco importante, Grasientus no repararía en ellos. Por desgracia, las tribus de alrededor, con quienes el clan comerciaban a veces y tenían amistad; aceptaron los tributos de Grasientus y este, que no quería dejar cabos sueltos preparó un plan de castigo a todas aquellas tribus, grandes o pequeñas que no aceptaran sus abusivos impuestos.

Una de las leyendas sobre Gorgo el Bruto dice que mató a un Dragón de hielo con sus propias manos y luego se vistió con él. Todos los Déspotas de la tribu de los Brutos de Gorgo han llevado una capa con piel de reptil y Thorgroth también la lleva. 

Fue, como todo lo que hace Grasientus, desproporcionado. Una noche sin luna, unas semanas después del festín del mensajero, una batería de unos diez Escupehierros fue apostada en uno de los barrancos próximos al poblado en el más completo sigilo. El bombardeo duró cinco minutos pero al acabar, el valle era una planicie de escombros y roca. Habían disparado a la montaña de enfrente del poblado provocando una avalancha enorme que lo destruyó por completo. Thorgroth por fortuna, estaba de caza con unos compañeros ogros siguiendo la pista de un Gruñílope salvaje excepcionalmente grande y cuando volvió y vio la desolación provocada por los bombardeos, se derrumbó. Muchísima gente piensa que los ogros son bestias brutas, sin lealtad para con los de su familia, ni los de su especie, que en la vida de un ogro lo único que hay es comer sin mesura y luchar sin mesura. No es cierto. Los ogros valoran la fuerza por encima de todo y son capaces de devorar hasta sus propios padres o hijos. Pero los ogros aman, como casi todos los seres vivos que no han sido corrompidos totalmente por el Caos; y hay toda una compleja sofisticación en el acto de devorar. Un ogro puede devorar a un padre o un padre a un hijo. La vida y la muerte en las Montañas es dura, y los ogros han tenido que ser más duros aún. Pero un familiar puede devorar a otro familiar o a un amigo o a alguien respetado de forma que honre a la memoria del devorado, se considera una muestra de respeto y honor. Y Thorgroth respetaba y honraba a su clan y a su madre y hermanos, en términos humanos, aunque pudiera haber acabado devorando a su madre por el reinado, lo hubiera hecho con todos los ritos y honores que merecía. Thorgroth, habiendo perdido todo lo que había en su vida, juró que no volvería a las Montañas de los Lamentos a menos que fuera para arrancarle la cabeza de los hombros a Grasientus.

Thorgroth junto a Vogadd el Puño y uno de los mercenarios ogros, le saca una cabeza al viejo ogro y dos a un ogro de talla normal. 

Huyó con diez de sus cazadores sobrevivientes a Truequedecerdos y allí se vendieron como mercenarios a sueldo vigilando las caravanas que volvían de la ruta del marfil y se dirigían al Imperio. Todavía era muy joven incluso para los estándares ogros, pero su altura (que ya era destacable a corta edad) le hacía aparentar mayor. En el Imperio conoció a Vogadd el Puño y a sus espadas, una pequeña compañía mercenaria liderada por un viejo ogro que lo acogió y que le enseñaron todo lo que sabe. En sus viajes por el ancho mundo Thorgroth vivió como un exiliado, sin hogar, sin pasado y sin futuro conoció a muchos ogros por el mundo, mercenarios y descastados como él mismo. Con su habilidad para la guerra y sus dotes de mando, las Espadas de Vogadd crecieron en número de ogros. Gente sin tribu o ogros cuya tribu salió de las Montañas hace mucho tiempo y se estableció en otros lugares.

El reino ogro más grande está en las Montañas de los Lamentos, pero hay más reinos ogros fuera de las Montañas que dentro, lo único que pasa es que se encuentran diseminadas por el mundo y con poca conexión. Grande es también el número de ogros que hay en los ejércitos de todo el mundo y muchas historias sobre quienes son y porqué están donde están. Una de las más extrañas que ha oído Thorgroth es que Los Brutos de Gorgo siguen viviendo. No murieron todos en la avalancha que destruyó su clan. Por lo visto se cuenta por los pequeños distritos ogros que hay en algunas ciudades del Viejo Mundo que varios siglos atrás, una disputa entre hermanos Gorgos (como se suelen llamar a sí mismos) hizo que la mitad del clan abandonara las Montañas y se establecieran en otro sitio. Los mercenarios rara vez son precisos o concretos en sus descripciones y Thorgroth lleva ya varios años de búsqueda de sus primos desaparecidos. Los últimos rumores dicen que ha oído hablar de un asentamiento ogro en Skeggi que se hacen llamar Gurgos, Gargos o Gorgonitas o algo por el estilo... O por lo menos eso fue lo que dijo aquel Estaliano borracho antes de que Thorgroth le reventase la cabeza como un melón... ¡El flaco no era capaz de decir nada que fuera de utilidad!

Uno de los dos Gnoblars de la suerte que sirven a Thorgroth como ayudantes y como emisarios. La espada que lleva era la espada de un Señor del Caos de Khorne a quién Thorgroth mató de un puñetazo en la cara (destrozando su cráneo en un millón de esquirlas diminutas de hueso). Dio su espada a Flik, su Gnoblar de la suerte más leal. Esa espada ha acabado clavada en la espalda de mucha gente que quería ver a Thorgroth (o al propio Flik) muerto.


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