Aendara la asesina observó el despliegue del ejército por
encima del hombro, el terreno cuarteado y accidentado favorecía a los Druchii
del Príncipe Isgaard pero la batalla todavía no había comenzado. Se encontraba
junto con las Sombras, guerreros experimentados con los que ella había
combatido otras veces. El plan esta vez era distinto, Aendara había sido
destinada por el propio Isgaard a combatir con los lanceros, ya que es la
unidad en la que mejor aguantaría el golpe y así, podría proteger a Isgaard.
Aendara había ignorado esa orden y se había unido a los exploradores, en su
mente quería acercarse lo máximo posible al enemigo y asaltarles mientras ellos
cargaban.
El retumbar de los cascos de los caballos eran un estruendo
que resonaba en todo el valle, el color azul, blanco y plata de las armaduras relucía
mostrando el poderío de Caledor y de los Elfos. El duelo entre príncipes había
comenzado, Isgaard fortificó las posiciones de sus lanceros y los verdugos de
Har Ganeth alzaron sus poderosos Draich. Aendara y las sombras apostaron sus
posiciones mientras veían que un carro de leones de Cracia se acercaba a toda
velocidad. La runa de Khaine que portaba la asesina brilló intensamente y con
una acrobacia imposible, saltó sobre el carro de leones matando a los aurigas
de un solo y elegante tajo de sus cuchillas.
Su arriesgada táctica atrajo la carga de los Príncipes
Dragoneros de Caledor. Este era su momento, la arriesgada táctica de
interponerse con las sombras para quitarle a Isgaard el placer de matar al
Príncipe Lindir iba a funcionar. A su alrededor, las Hermanas de la Matanza
huían de la carga de los Yelmos plateados aunque el estandarte que portaban
estaba caído y manchado de barro, el mago que volaba en la alfombra había
estallado y se encontraba ahora intentando huir mientras la magia en estado
puro se arremolinaba a su alrededor. Los caballos de los Dragoneros piafaban
furiosos mientras intentaban arrollar a las Sombras que laceraban a sus
jinetes. Aendara encontró al líder del grupo y saltó a su encuentro. El noble
alzó su espada en señal de duelo y las dagas de Aendara brillaron con un tono
aceitoso en respuesta. El duelo fue breve y brutal, la Cuchilla Mortal que
empuñaba la asesina ignoró totalmente la armadura y le produjo un tajo que le
recorría de arriba abajo el torso al caballero. La asesina, sonrió, satisfecha
de su trabajo y viendo que las Sombras no podrían aguantar más a los
Dragoneros, huyó fuera del alcance de sus lanzas. Solo alcanzó a oír, mientras
el grueso del ejército Elfo se batía en retirada y los Oscuros avanzaban:
-¡El Príncipe Lindir ha caído! ¡Volved! ¡Retiraos, el
Príncipe ha caído!
Texto de Draughleth
![]() |
Los contendientes |
Y el marcador de la Ronda 1 con todos la puntuación de todos los contendientes:
No hay comentarios:
Publicar un comentario