Grimgor escupió al suelo y miró a
su alrededor por primera vez desde que había empezado el combate. Entre las
máquinas de guerra élficas, que tanto daño les habían hecho a sus Inmortalez,
tan solo quedaba un puñado de Orcoz Negroz; todos ellos con alguna herida de
mayor o menor gravedad. La colina le permitía observar el campo de batalla, en
el cual esperaba ver a sus Muchachoz divirténdose y matando Orejaz Puntiagudaz
sin esfuerzo. Pero no era así, para su sorpresa la llanura en torno a las
ruinas que habían intentado asaltar estaba repleta de elfos en formación, que
avanzaban de forma ordenada hacia ellos. No entendía lo que ocurría, ni si
quiera se veía a Bob dando garrotazos, como era habitual... tan solo
estandartes blancos y azules En un esfuerzo por darle sentido a lo que ocurría,
intentó reconstruir lo ocurrido en los últimos minutos. Había visto a los Altos
Elfos de espadas grandes lanzarse contra sus Orcoz Zalvajez y, acto seguido, él
avanzó contra los lanceros que le esperaban a pocos metros. A partir de ahí
todo se había vuelto rojo furia, podía recordar la sangre y los gritos de todos
los enemigos que se habían interpuesto entre él y aquella colina... ¡Ah, sí!
Rememoró la frustración que había sentido al desafiar a combate singular a la
líder de los Asur y contemplar como, ante sus ojos, era llevada por los
lanceros que la escoltaban hasta las filas posteriores de la formación. Si
hacía memoria, le había parecido observar que el yelmo de aquella elfita estaba
abollado y que se tambaleaba de forma estúpida... sin duda el chamán orko había
hecho de las suyas. Luego vino la retirada de la unidad de Altos Elfos y la
carrera hacia la colina, bajo el fuego de los Lanzavirotes de Repetición. ¡Era
imposible que ahora el campo de batalla perteneciese al enemigo! ¡Sus líderes
habían sido derrotados! ¡¿Cómo podían seguir luchando con más determinación que
la horda de Pielez Verdez?! Sin duda sus muchachoz no habían dado la talla en
aquella jornada. Miró hacia la fortaleza en ruinas donde se escondía el campamento
élfico, y maldijo para sí. Era un combatiente lo suficientemente veterano como
para saber que la batalla estaba perdida... volvería a las montañas y hablaría
muy detenidamente con la Horda, iba a asegurarse de que aquello no volviese a
ocurrir.
Autor: Ximo Soler
 |
Turno 1 elfos |
 |
Turno 1 orcos |
 |
Turno 2 elfo |
 |
Turno 2 orco |
No hay comentarios:
Publicar un comentario